Diócesis de Fontibón
Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Lecturas del día sábado, 04 de octubre de 2025
Bar 4, 5-12. 27-29
El mismo que les mandó las desgracias les mandará el gozo
Lectura del libro de Baruc.
¡ÁNIMO, pueblo mío,
que llevas el nombre de Israel!
Los vendieron a naciones extranjeras,
pero no para ser aniquilados.
Por la cólera de Dios contra ustedes,
los entregaron en poder del enemigo,
porque irritaron a su Creador,
sacrificando a demonios, no a Dios;
ustedes se olvidaron del Señor eterno,
del Señor que los había alimentado,
y afligieron a Jerusalén que los criaba.
Cuando ella vio que el castigo
de Dios se avecinaba, dijo:
Escuchen, habitantes de Sion,
Dios me ha cubierto de aflicción.
He visto que el Eterno ha mandado
cautivos a mis hijos y a mis hijas;
los había criado con alegría,
los despedí con lágrimas de pena.
Que nadie se alegre cuando vea
a esta viuda abandonada de todos.
Si ahora me encuentro desierta,
es por los pecados de mis hijos,
que se apartaron de la ley de Dios.
¡Ánimo, hijos! Griten a Dios,
los castigó pero se acordará de ustedes.
Si un día se empeñaron en alejarse de Dios,
vuélvanse a buscarlo con redoblado empeño.
El mismo que les mandó las desgracias
les mandará el gozo eterno de su salvación.
Palabra de Dios.
Sal 68, 33-35. 36-37 (R.: 34a)
R. El Señor escucha a sus pobres.
V. Mírenlo, los humildes, y alégrense;
busquen al Señor, y revivirá su corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas. R.
V. Dios salvará a Sion,
reconstruirá las ciudades de Judá,
y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R.
Lc 10, 17-24
Estén alegres porque sus nombres están inscritos en el cielo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
EN aquel tiempo, los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Jesús les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren: les he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada les hará daño alguno.
Sin embargo, no estén alegres porque se les someten los espíritus; estén alegres porque sus nombres están inscritos en el cielo».
En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron».
Palabra del Señor.